Arte, soberbia y libertad de expresión

18.02.2023

He tenido una experiencia que nunca habría pensado como crítico de arte. Vengo observando que hay cierta confusión en algunas personas, sectores o colectivos con lo que es la libertad y los derechos de las personas, de cada persona individual.

Es una particular idea que traspasa el individualismo cuando algunas persona piensan que la libertad solo puede ser ejecutada por ellas mismas. Mirar en su dirección ya es un agravio, la idea de libertad de estas personas no tiene en consideración la libertad de otras personas, tampoco aquellos que por su profesión deben tener libertad de expresión. Ingenuamente pensaba que estos comportamientos son propios de dictadores. En mis trabajos como crítico utilizo la libertad de poder expresarme. Una directriz es que siempre la crítica debe estar en los límites del respeto y no me salgo de este objeto para las críticas en sentido periodístico. No sería sano para la sociedad que los críticos consensuen una crítica con el objeto de la propia crítica, ciertamente la figura del censor desapareció en España hace décadas, o eso pensaba.

Mis trabajos de comisariado también son actuaciones según la ética del respeto. Cuando trabajo con una galería de arte soy consciente de que la galería arriesga su capital, su prestigio y su supervivencia. El trabajo de la galería de arte es conocer el mercado del arte y sus posibilidades. En los comisariados somos un equipo y nadie queda fuera, el equipo es la prioridad. Mi experiencia es que la mayoría de las personas que hacen cosas interesantes, lo que llamamos artistas, mayoritariamente no saben lo que es el mercado del arte. Los que se llaman artistas optan en muchos casos por bañarse en un charco de soberbia que termina expulsándoles.

Esta semana he tenido una experiencia que, cuando una tercera persona no respeta la libertad de expresión alguien sale perjudicado. He hecho un comisariado de un stand para una feria de arte y el texto está diseñado desde el mimo y el respeto por las creadoras. La soberbia hizo que una persona del equipo tuviera un arrebato dictatorial o censor, una persona que defiende la libertad a través de su obra pero que no la practica. Ante mi negativa como crítico a condicionar mi escrito a sus imposiciones, decidió salir del equipo de la feria con el consiguiente perjuicio a la galería que confió en ella y a las otras compañeras artistas. Posiblemente su soberbia le exigió que demostrara su poder, un poder que solo tiene para su propia autodestrucción.

¿Está el mundo del arte en manos de creadores egoístas, arrogantes y soberbios? ¿Ha sido siempre así? Una cosa es una realidad, hay demasiados creadores de arte y pocos artistas. Posiblemente los artistas se preocuparon por conocer el medio y usar una lógica profesional en su trabajo porque el artista también es un trabajador. Y es que el respeto y conocer las reglas del juego es decisivo en todos los ámbitos.